El jamón ibérico es un elemento básico en la dieta mediterránea tradicional, conocido por sus componentes llenos de propiedades saludables.

Las clases de charlatanería dicen que el jamón es dañino y se sabe que aumenta los niveles de colesterol, además, debe excluirse de las dietas bajas en calorías. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que la mitad del contenido de grasa de cerdo es ácido oleico (después del aceite de oliva, el jamón ibérico es la principal fuente de ácido oleico), una proporción que aumenta en el caso del jamón ibérico de bellota.

Es rico en minerales como calcio, hierro, zinc, magnesio y vitaminas B (B1, B2, B6, B12). El alto contenido en hierro ayuda a prevenir la osteoporosis y reduce el depósito y la infiltración de sustancias lipídicas en las paredes de las arterias o la arteriosclerosis.

Para que te hagas una mejor idea, 100 gr de jamón ibérico pata negra tienen solo 250 calorías.

Uno de los puntos principales para el correcto tratamiento y proceso del jamón es la alimentación y cuidado de los animales. El clima, la calidad y cantidad de bellotas y muchos otros factores tienen influencia en el resultado final. El cerdo ibérico se cría en Portugal y España; en Andalucía, Extremadura, Castilla La Mancha y Castilla León principalmente.

Un producto de alta calidad adecuado para cualquier paladar, para el desayuno una tostada con un poco de aceite de oliva y tomates o aperitivos o bocadillos. Cualquier momento es bueno para saborear este manjar.